Pepe Mujica: Evocación en Biarritz entre política y cine
Ni mito ni mártir, Pepe Mujica fue recordado en el Festival de Biarritz como un hombre común convertido en referente mundial.
Entre recuerdos íntimos y reflexiones políticas, surgió la imagen de un líder cuya mayor herencia es la credibilidad en tiempos de desconfianza.
En Francia, el Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz (20-26 sep.) abrió uno de sus encuentros más esperados con la figura de José “Pepe” Mujica como eje.
Olivier Compagnon, responsable del certamen, introdujo la charla recordando que “no hablamos solo de un ex presidente, sino de un personaje que sigue proyectando una influencia ética y política que desborda a Uruguay”.
Con esa premisa, la conversación avanzó entre la mirada del sociólogo Denis Merklen y los testimonios de los cineastas Álvaro Brechner y Gonzalo Arijón.

La lectura de Denis Merklen
Merklen, autor de un texto en Le Monde tras la muerte de Mujica en mayo pasado, arrancó señalando que el impacto de su fallecimiento “fue unánime y atravesó todas las fronteras políticas”.
A su juicio, el expresidente simbolizó una rara coherencia en la vida pública: “Vivió con la misma austeridad que predicaba: no se apartó de su casa sencilla ni de su coche viejo, ni siquiera en la presidencia. Fue la demostración de que otro modo de ejercer el poder era posible”, explicó.
El sociólogo insistió en que su mayor talento residía en hablar un lenguaje directo, capaz de llegar a quienes suelen sentirse ignorados por los políticos.
Y agregó: “No hay que olvidar que nunca renegó de su historia. Dejó las armas, pero conservó sus ideas. No sucumbió al autoritarismo que atrapó a otros dirigentes de su generación. Esa coherencia es lo que lo convirtió en una figura respetada, incluso entre los más jóvenes”.
Álvaro Brechner: una relación íntima
El cineasta Álvaro Brechner, que en Compañeros (2023) reconstruyó los doce años de prisión de Mujica bajo la dictadura, reconoció la dificultad de hablar de él desde una mirada estrictamente política.
“Trabajé con Pepe durante cuatro o cinco años. Lo escuché, compartí tiempo con él, y lo que empezó como una investigación se transformó en una relación más personal. Para mí ya no era solo un personaje histórico”, dijo.
Brechner subrayó un rasgo que lo marcó profundamente: “Lo más impresionante fue que salió de la cárcel sin resentimiento. Pudo haber quedado atrapado en el rencor, pero eligió el camino de la democracia. Eso no es común. Basta comparar con Ortega en Nicaragua, que pasó de la revolución al autoritarismo. Mujica nunca intentó justificarse con su pasado”.
El director recordó también una visita reciente, cuando Mujica ya estaba muy enfermo. “Había decidido dejar los tratamientos, pero aún así nos recibió porque consideraba importante la conversación. Ese compromiso con la política, incluso en medio del dolor, era parte de lo que lo hacía único”.

Gonzalo Arijón: la última filmación
La intervención de Gonzalo Arijón aportó una dimensión inédita. El documentalista, conocido por La sociedad de la nieve (2007), prepara una nueva película sobre Mujica que incluirá la que probablemente sea su última entrevista grabada.
“Fue en noviembre pasado, en su chacra. Estaba debilitado, pero insistió en recibirnos. Quería dejar testimonio sobre Raúl Sendic y los orígenes del movimiento tupamaro. Esa grabación la mostraremos hoy en el festival: más que un documento político, es un testimonio profundamente humano”, relató.
Arijón destacó la paradoja de que Mujica se transformara en referente internacional en un momento de desconfianza general hacia la política: “Muchos jóvenes lo ven como la prueba de que un político puede ser creíble. Esa credibilidad es su herencia más difícil de igualar”, dijo.
Una figura que trasciende fronteras
La conversación en Biarritz demostró que Mujica es recordado más allá de la política uruguaya. Su vida sigue suscitando análisis, emociones y proyectos cinematográficos.
Merklen resumió su legado como “la prueba viviente de que se puede gobernar sin traicionarse”.
Brechner habló de la fuerza de su resiliencia: “Demostró que la derrota no amarga necesariamente la vida”. Y Arijón cerró con una frase que quedó flotando en la sala: “Pepe fue, hasta el final, un hombre común. Y en esa sencillez reside su grandeza”.

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