Marrano Rosa transforma el tributo a Pink Floyd en un llamado a la empatía, justicia y esperanza
Brit Floyd, The American Pink Floyd y The Machine Pink Floyd Tribute son algunas de las bandas tributo a Pink Floyd más destacadas del mundo, manteniendo viva la influencia de la banda británica en los escenarios del mundo.
Sabemos que los tiempos de reconciliación como lo han vivido los hermanos Gallagher están lejos de Pink Floyd (ojalá llegara) y una de las cosas que los separa ha sido la opinión alrededor de estos tributos.
Por ejemplo, David Gilmour dijo una vez a Rolling Stone que esperaba que las canciones fueran interpretadas por personas “realmente creativas” y no que reprodujeran de “forma robótica”.
Nick Mason y su visión sobre los tributos
Otros como el baterista de la banda Nick Mason incluso tiene su propia agrupación tributo Nick Mason’s Saucerful of Secrets, y quién sí se ha pronunciado: “Realmente me gusta cuando la gente hace versiones de nuestras canciones y hace sus propias interpretaciones”, dijo.
Incluso dio sus propias recomendaciones: “Me encanta Dub Side of the Moon, por ese aire reggae en las canciones. Y hay otro, Luther Wright and the Wrongs, que hicieron The Wall como un disco de country y western, me pareció fantástico”, dijo.

Marrano Rosa llega a la Arena Ciudad de México
La noche de este jueves la Arena Ciudad de México vivió uno de los tributos más representativos porque lo realiza una banda mexicana de Monterrey llamada Marrano Rosa y está integrada por Roi Zerda (voz y guitarra), Poncho Delgado (guitarra), Kike Farías (bajo), Felipe Sarabia (teclados), Popo Rodríguez (batería) y Pepe Cantú (teclados).
Los mexicanos aplicaron la puntualidad británica y a las 21 horas exactas, luego de una cuenta regresiva, salieron al escenario haciendo su propia postura sobre lo que se pueda pensar de las bandas tributo:
“Si eres de los que odian los conciertos tributo y solo asisten a ver qué tan bien tocan tengan un mensaje: pueden irse a la mierda a un bar”, se pudo leer en un mensaje en la pantalla principal del escenario, circular como la que trajeron en 1994 a México.

Un inicio emotivo con clásicos de Gilmour
Para la apertura del show eligieron uno de los temas más bellos de la banda como es “Coming back to life”, esa pieza introspectiva y atmosférica que habla sobre superar el aislamiento y reconciliarse con la vida. La canción hace alucinar a los fans con las notas en la guitarra de Gilmour.
La bienvenida fue cálida y emocional. Siguieron con la acústica “Fat old sun”, que nos lleva a vivir un verano idílico describiendo puras cosas maravillosas como la de escuchar las risas de los niños y que da pie a reconocer hablar de un detalle importante del show: Había poca gente, es verdad, pero fue maravilloso ver la convivencia de generaciones, con niños disfrutando a sonrisa plena de las canciones de sus papás y abuelos.
“Buenas noches ciudad de México, ¿estamos listos para volar o no?”, dijo Roi Zerda para dirigirse a su público y comenzar a tocar “Learning to fly”, esa canción de Gilmour que escribió como piloto aficionado y lanzó en 1987 con un sentido extra de Pink Floyd aprendiendo a volar de nuevo sin uno de sus fundadores tras la salida de Roger Waters.
“Regresamos Ciudad de México. Es nuestra primera vez tocando en una arena. Esto se queda grabado en nuestras mentes de por vida”, siguió y añadió “todas las condolencias a las personas que sufrieron un accidente ayer con las pipas de gas”, añadió haciendo referencia a la tragedia del Puente de Concordia, Iztapalapa, del pasado miércoles.

Marrano Rosa da mensajes sociales y homenajes en escena
Y para seguir con la magia de la banda llegaron otra serie de temas icónicos entre los que destacó el homenaje ecologista al planeta tierra que es “Take it back” que incluyó un poema con un contundente mensaje: “Eres siempre mi hogar y mi refugio tienes siempre mi respeto y mi eterna gratitud”.
Entre su ritmo marcado y guitarras limpias con un efecto brillante, muy diferente al estilo atmosférico que solemos asociar con Gilmour, en las pantallas se leía otro mensaje: “No importa lo que creas todos todos estamos conectados, izquierda o derecha, blanco y negro, arriba y abajo. Lo que le pasa a uno nos afecta a todos. Todos somos uno”.
Marrano Rosa se encargó de hacer de la música de Pink Floyd un pretexto para buscar dar mensajes con otro contexto para México: “Estamos viviendo tiempos gachos. Esto va dedicado a los que hayan sufrido algo de la violencia de este país”, dijo el vocalista para entonar la icónica “High hopes”.
Esta canción un día sonó como el epílogo de la banda y ahora se usó para mostrar en las pantallas imágenes de migrantes y cerró con otro mensaje: “Los sueños no viven en un lugar, vivirán en ti por siempre”.
Luego tocó el turno de que el bajista Kike Farias se luciera con “Hey you” con un pulso contenido, casi claustrofóbico, en una canción que representa bien el grito de auxilio de alguien atrapado tras un muro (literal y metafórico). Sin que terminara la música llegamos al juicio surrealista de “The trial” con algunos fans de pie cantando a todo pulmón.

The Wall y Animals como crítica social
Cerca de llegar a la mitad del concierto se siguió recordando el aclamado disco The wall con la interpretación de “Another brick in the wall” que emocionó a todos los presentes y daba postales emocionantes como niños bailando con sus acompañantes mayores o abuelos agitando las manos en lo alto saludando a sus vecinos de asiento.
Para la mitad del show llegó una canción que fue de las más sorprendentes en su ejecución: “¿Algo del disco de Animals?”, preguntó el cantante y así comenzó “Sheep” con el mensaje de “la gente no va a revelarse no porque no sufra sino porque les enseñaron a conformarse”, que fue atrapando al espectador en las pantallas.
La canción sirvió para poner sobre la mesa la alienación social y los niños presentes recibieron ese mensaje directo y sin concesiones desde la voz de un cerdo capitalista en la pantalla:
“Hoy se enorgullecen de no haber leído un puto libro en su puta vida. Los analfabetas de ahora son los peores porque fueron a la escuela y saben leer y escribir pero no lo hacen, no les interesa. Todo está hecho para ellos para que no piensen, no sientan para que se queden quietos”, se escuchaba en el escenario.
“Piensa por ti mismo”
“Todo es rápido insípido canal y estúpido diseñado para que puedan digerirlo sin atragantarse por una idea, esa masa sin criterio sin gusto hoy manda hoy dicta, son la nueva clase dominante pero son la clase dominada porque si no piensan solo obedecen. Llegara un día en qué los idiotas serán tantos que pensar será un delito”, siguió.
También pasaron mensajes de bailes de crítica a las redes sociales: “People… sheep… sheeple… TikTok es tu pastor”, y repitió la mecánica con la televisión, con x (antes Twitter), Facebook y más, pero dejó claro un último mensaje: “Piensa por ti mismo. A la mierda lo que piensen los demás”.

Segunda parte: un homenaje al legado musical
Tras un intermedio Marrano Rosa volvió al escenario para cautivar. Comienza con un ambiente misterioso y evocador, creado por sonidos de sintetizador, es “Shine on you crazy diamond” en su primera parte, que se mostró como el primer capítulo de la segunda mitad del show.
Luego siguió la sátira sobre la industria discográfica como segundo capítulo titulada “The shallowed soul” (El alma superficial), que también elevó los ánimos de los presentes con su manejo de sintetizadores.
Cada pieza de Pink Floyd nos llevaba a imaginarnos lo mágico que debió haber sido haberlas escuchado con la banda original como “Have cigar” que sigue la crítica a la industria y con imágenes de cerdos en el lugar de las personas de la icónica portada del disco con dos ejecutivos dándose la mano mientras uno de ellos se incendia.
Homenaje a las leyendas de la música
El momento más importante de la noche llegó con el capítulo 4 llamado “Honour your past” (Honra tu pasado) que no fue sino un gran homenaje musical a las leyendas del rock fallecidas que mutó a icónos musicales incluso mexicanos.
Al ritmo de “I wish you were here” en las pantallas aparecieron desde Syd Barrett, Ozzy Osbourne, Freddie Mercury y Michael Jackson, hasta Juan Gabriel y Vicente Fernández llenando de aplausos cada imagen. La balada más icónica y hermosa de la banda.
Luego el episodio 5 de este bloque musical fue “We meet again” (Nos volvemos a encontrar) con la segunda parte de “Shine on you crazy diamond” y su ritmo in crescendo que puso a saltar a más de uno.
Cerraron este bloque con el “One these days”, esa gran demostración de destreza musical con base en el bajo. Uno de los instrumentales más icónicos de la música que derrocha energía y atmósfera.

Dark Side of the Moon y la recta final
En lo que debía estar un encore llegó la continuidad. Y fue para dar otros viajes nostálgicos especiales, esta vez al disco Dark side of the moon, primero con “Time”, que es una obra maestra de rock progresivo que combina una producción brillante con una letra profundamente filosófica. Una advertencia sobre la complacencia, un lamento sobre el arrepentimiento y una reflexión sobre la condición humana.
Luego llegó otro de los momentos más emocionantes de la noche. “The great gig in the sky” que es todo un viaje sonoro y emocional que prescinde de la letra para comunicarse directamente con las emociones más profundas del oyente desde las voces de las coristas y esta vez fungió como homenaje a las víctimas mexicanas de feminicidios que le dio otro significado.
También sonó “Money” con su crítica directa y mordaz a la codicia, el materialismo y el dinero como fuerza corruptora en la sociedad: “El dinero puede comprar relojes caros pero no más tiempo”, se leyó en la pantalla al final de la canción.
Un cierre emocionante de Marrano Rosa
Ya en la recta final no pudo quedar fuera otro de los grandes himnos: “Comfortably numb”. Con su reflexión sobre la alienación que a menudo se siente al estar desconectado de la gente, de los sentimientos y de la propia realidad. Uno de los grandes solos de guitarra de la historia, fue un momento cumbre del show.
El cierre definitivo llegó con “Run like hell”, un grito de pánico y la marcha violenta de un hombre que ha perdido su alma. Un recordatorio de cómo el odio y la paranoia pueden escalar hasta el fascismo.
Fue un concierto lleno de frenesí, nostalgia y la evocación de una banda máxima en la historia.
