‘Fuego contra fuego’: A 30 años de uno de los mejores filmes de acción
A Val Kilmer (13 de diciembre de 1959 – 1 de abril de 2025)
Todo inició un 25 de marzo de 1964 en Chicago. El detective Chuck Adamson le tiende una trampa a Neil McCauley. Un criminal y ex preso de Alcatraz; cuando este último ejecutaba un asalto a una tienda de comestibles de la cadena National Tea. Al verse acorralados, McCauley y sus cómplices deciden abrirse paso con sus armas. El tiroteo deja como resultado que Neil y dos de sus secuaces muriesen. El cuarto secuaz logra escapar, solo para ser capturado unos días más tarde. Curiosamente, años después de estos hechos, Adamson cimentó una notable carrera como productor de cine y televisión.
Una historia que cautivó a Michael Mann
Tal vez así fue como esta historia (y el interesante trasfondo que rodeaba a los involucrados) llegó a oídos del cineasta Michael Mann. Quien se interesó en ella y buscó fervientemente llevarla a la pantalla grande. Incluso escribió el primer borrador un par de años antes de lanzar Thief, su filme debut, en 1981.
Varios años (y reescrituras de guión) más tarde, el proyecto comenzó a tomar forma. Tras el éxito obtenido como productor de las series Miami Vice e Historia del crimen (Crime Story), Mann adaptó su manuscrito para producir un piloto de 90 minutos. La escena serviría para la introducción de una nueva serie, enfocada en la división de robos y homicidios del Departamento de Policía de Los Ángeles.
Se filmó en 19 días, pero por diversos factores (entre ellos desacuerdos entre el productor y la cadena televisiva que la iba a emitir) la serie se canceló, y el piloto se transformó en un telefilme emitido el 27 de agosto de 1989, con el título L.A. Takedown.
Obviamente, el director no quedó conforme con el resultado, pero pasaría más de un lustro para que retomara esta idea. Pensando ahora en una producción de mayor envergadura, consideró a Al Pacino y Robert De Niro, para los estelares, quienes aceptaron de inmediato subirse al proyecto.

Un elenco más allá de las figuras de El Padrino II
La película se promocionó como la primera aparición en pantalla de Pacino y De Niro juntos, lo cual fue parcialmente cierto. Ambos histriones ya habían participado previamente en El Padrino II (Coppola, 1974), pero allí no compartieron escenas. Y aquí, aunque los dos aparecen a lo largo de la cinta, realmente sólo hay dos escenas donde salen juntos a cuadro.
Para acompañar a estos colosales nombres, se sumaron Val Kilmer, Tom Sizemore, Ashley Judd, William Fichtner, Natalie Portman e incluso Danny Trejo, antes de volverse actor fetiche de Robert Rodriguez.
Tras meses de preparación, los cuales incluyeron mucha investigación. Un programa especial de entrenamiento en el uso de armas para los actores. Y una serie de entrevistas que estos últimos sostuvieron con criminales para desarrollar mejor a sus personajes. Se llevó a cabo el rodaje que duró 107 días, filmando en locaciones y grabando sonido en directo. Finalmente, Fuego contra fuego (Heat) vió la luz el 15 de diciembre de 1995.
En las entrañas de Fuego contra fuego
La trama sigue las andanzas de Neil McCauley (De Niro), un asaltante frío, calculador, astuto y meticuloso al momento de planear sus actos criminales, los cuales ejecuta con precisión al lado de sus camaradas Chris Shiherlis (Kilmer), Michael Cheritto (Sizemore) y Gilbert Trejo (Danny, usando su apellido real).
El antagonista más peligroso de McCauley y su pandilla, es el teniente de policía Vincent Hanna (Pacino). Un sabueso de la ley de agudos instintos, quien junto con sus hombres, comienza a seguirle los pasos y buscará capturarlos cuando den su siguiente golpe. Solo es cuestión de tiempo para que estos dos hombres se enfrenten cara a cara. Y cuando eventualmente ocurre en su desenlace, da pie a un enfrentamiento armado por el cual esta obra es y será siempre recordada.
Mann es conocido por ser un autor obsesionado con el realismo y la autenticidad de sus relatos, y ello lo lleva a ser minucioso en cada detalle para que resulten creíbles. Ello no solo se refleja en la investigación previa de los tópicos abordados, o -como fue en este caso- en convencer a su elenco de entrenarse con gente especializada; sino que también se extiende a la escritura y estructura de su argumento, donde añade una serie de subtramas (algunas de ellas eliminadas de la versión de 1989).

El juego del gato y el ratón en el filme
Estas subtramas no solo dimensionan a sus personajes -sean estos principales o secundarios-, sino que cada una de ellas tiene injerencia -a veces decisiva- en los acontecimientos de la historia cual si fuesen finas piezas de un preciso aparato de relojería, cuyas manecillas vienen a ser el conflicto de la dupla estelar.
Dicho conflicto se torna en duelo de astucia entre Hanna y McCauley, enfrascándose en ello durante las casi tres horas que dura el filme, donde mientras uno intenta atrapar al criminal y llevarlo ante la justicia, el otro está determinado a salirse con la suya y no volver a prisión aunque le vaya la vida en ello.
Durante este juego del gato y el ratón, entre ambos se da una conexión especial, al percibir y reconocen sus mutuas habilidades e inteligencias, dando paso a un sentimiento de profundo respeto del uno por el otro, y por lo cual -quizás- en el fondo lamentan deber enfrentarse entre sí por estar en los lados opuestos de la ley.
Una historia con un código de valores
En el caso específico de Neil McCauley, ese respeto emana de una especie de código moral por el cual él y sus secuaces se rigen. Ciertas reglas las cuales intentan darle orden e incluso cierta legitimidad a su labor criminal, y cuyo eje rector (como si fuesen reglas modernas de caballería) son la lealtad y la honorabilidad, algo que Neil práctica devotamente en lo tocante a sus compañeros. Pero cuando alguien le miente, lo traiciona o pone en riesgo a su pandilla, no duda en castigarlo sin piedad ni miramientos.
Él cómo Neil y sus compinches se conducen bajo este código es el combustible de la narración, permitiendo al realizador explorar los temas que le apasionan, relacionados con la psique y complejidad humana. Y lo hace justamente a través de las ambigüedades y contradicciones (principalmente morales) de sus personajes, sobre todo al momento de tomar decisiones en situaciones extremas.
El entramado de una astuta estrategia
Así, por un lado hay una escena donde McCauley habla con Charlene (Judd), la esposa de Shiherlis convenciéndola de no abandonarlo, en un gesto que de entrada pareciera paternal, pero en realidad lo hace para mantener a su secuaz enfocado y estable emocionalmente antes de dar su siguiente golpe.
Por otro lado, se muestra cómo Neil renuncia no sólo a una vía de escape, sino a la posibilidad de una vida amorosa, por apegarse a sus principios y a una necesidad de justicia/venganza, con los cuales parece obsesionado.
Su antagonista también sufre por sus obsesiones. En su caso, al entregarse en cuerpo y alma a su trabajo, Hanna se ha ido distanciando de su pareja sentimental Justine (Diane Venora), y ese conflicto repercute dramáticamente en su hijastra Lauren (Portman), con quien ha desarrollado un lazo paternal muy peculiar. Es decir, al igual que el asaltante al cual persigue, se entregan a su profesión con fanatismo, aunque ello les signifique sacrificar sus vidas personales.

Los Ángeles, un escenario idóneo
El escenario de esto es una ciudad de Los Ángeles cosmopolita y bulliciosa, a la vez que sórdida, cruel e incluso indiferente. Todo ello recreado por la experimentada y dinámica lente del cinefotógrafo Dante Spinotti, colaborador de Michael Mann en largometrajes previos como El sabueso (1986) o El último de los mohicanos (1992).
Estos y otros elementos son ensamblados con destreza por un director con buen sentido de la acción, quien sabe crear tanto momentos de tensión como otros de gran dramatismo y lograr así mantener un buen ritmo a lo largo de sus 170 minutos de duración. Desde luego, apoyado por el talento de cuatro editores: Dov Hoenig, Pasquale Buba, William Goloenberg y Tom Rolf. Y además, acentuado por las partituras compuestas para ese propósito por Elliot Goldenthal.
El impacto del filme en taquilla y crítica
La respuesta del público para esta producción fue buena. Debutó en el número tres en la taquilla estadounidense, por detrás de Jumanji (Johnston) y Toy Story (Lasseter). Y terminó en el número 25 de las cintas más taquilleras de ese año.
La crítica especializada recibió el largometraje con agrado. Al referirse a la secuencia del asalto al banco y la balacera desatada posteriormente entre maleantes y agentes de la ley, el diario USA Today la calificó como “la escena de acción más impactante de los últimos años”.
Por su parte, el ya fallecido crítico Roger Ebert dijo que “no es solo una película de acción…el diálogo es lo suficientemente complejo como para permitir que los personajes digan lo que están pensando. Son elocuentes, perspicaces, imaginativos, poéticos cuando es necesario. No están atrapados por clichés”.
Asimismo, Todd McCarthy de Variety afirmó que la cinta estaba “muy bien realizada e incisivamente interpretada por un reparto extenso e impresionante. El ambicioso estudio de Michael Mann sobre la relatividad del bien y el mal se eleva por encima de otras películas de su estilo”.
En Metacritic alcanzó un puntaje de 76 sobre 100, y pasó a formar parte de la lista de títulos incluidos en el libro 1001 películas que hay que ver antes de morir de Steven Jay Schneider.

Una influencia importante en el cine
Cabe agregar que su escena climática (el atraco y posterior tiroteo) fue rodada con tal realismo, que varios medios de comunicación le encontraron similitudes con otros robos cometidos alrededor del mundo. Como pasó con el famoso tiroteo de North Hollywood en 1997, cuando Larry Phillips Jr. y Emil Matasareanu asaltaron una sucursal del Bank of America .Al igual que en el filme, se enfrentaron al Departamento de Policía de Los Ángeles al salir del banco. Ese tiroteo es considerado uno de los más largos y sangrientos en la historia de la policía estadounidense.
Para concluir, Fuego contra fuego es considerado uno de los mejores largometrajes de la década de 1990. Y en general, la obra de Michael Mann es reconocida por su realismo, intensidad, y complejidad tanto de sus relatos como de sus personajes. Por ello es una de las personalidades más influyentes y respetadas en la industria cinematográfica. De hecho, cineastas de gran actualidad como Christopher Nolan y Denis Villeneuve lo han citado como una influencia importante en su trabajo.
¡Si ya llegaste hasta aquí, échale ojo a nuestro catálogo de Especiales de Climax en Medio!
