Fabio Colonna y la herida visceral de ‘Sutura’: Un cine que sangra desde lo real
En plena fiebre de la vigésima edición del Shorts Films México, llega el nuevo cortometraje de Fabio Colonna, cineasta que logró la gloria con uno de sus anteriores proyectos, Unheimlich, realizado al lado de sus colegas y socias de la casa productora Reserva Films, Regina F. Guizar y Arantxa Suárez.
Ahora, con Sutura, vuelve al ruedo en una historia que mezcla dolor, pasión, violencia y sexualidad.
“Es un cortometraje muy independiente. A diferencia de otras producciones que donde nos enfocamos más en la parafernalia o en levantar la parte visual, esta fue muy austera porque queríamos concentrarnos más en la trama de los personajes”, dijo Colonna sobre la esencia y creación de Sutura, en entrevista con Clímax en Medio.
“Independientemente de las otras obras que he tenido la oportunidad de hacer, siempre me clavo mucho en los actores y en la historia, pero hay algunas que te demandan una producción muy grande y otras más minimalistas, como ésta”, añadió.
Un proyecto que nació en pandemia
Fabio reveló que la base de este relato data de al menos cinco años atrás, en tiempos de pandemia: “Originalmente iba a ser un largometraje. Había escrito el guión pero no había muchas posibilidades por los tiempos”, comentó.
“Entonces se quedó ahí guardado y fue hasta recientemente que llegó el momento. Fue una cosa muy interesante porque estaba tomando un curso de dirección con Michael Rowe sin saber que parte del taller era hacer un ejercicio con actores”, siguió.
Esta experiencia fue la que le ayudó a definir las cosas de su nuevo proyecto: “La dinámica era que el director seleccionaba a los actores pero en este caso por la misma naturaleza de la historia, les propuse que se sumaran de lleno al proyecto”, expresó.

El nacimiento de Sutura
“Primero levantó la mano Christian Díez y luego Samantha Yazaret Anaya y así se gestó todo. Fueron dos semanas de preproducción, llamé a todo el equipo y lo levantamos. No fue algo que estuviera en la parrilla de proyectos y eso también fue muy bonito, muy espontáneo y ahora grita con fuerza”, añadió el cineasta.
Conocido por su trabajo en el terror psicológico, Colonna se adentra ahora en un territorio más íntimo y orgánico, ofreciendo una obra que él mismo describe como “radicalmente humana”.
Por momentos, Sutura recuerda mucho a Año bisiesto, del mismo Rowe, quien ha sido una gran influencia para Fabio.
Influencias y lenguaje cinematográfico
“Ha sido mi mentor en los últimos ocho años, nueve casi ya. Me ha apoyado mucho en cuestiones de guión y dirección. Siempre me ha inspirado mucho su trabajo. Y justo las dos referencias más grandes para el corto fueron La pianista de Michael Haneke y Año bisiesto con su cámara piedra, donde no hay un solo movimiento de cámara, ni un paneo, nada”, comentó.
Este cambio de rumbo no es un abandono de su esencia, sino una reconfiguración de su lenguaje para explorar los horrores que anidan en la complejidad de las relaciones humanas.
“Eso se me hizo muy interesante y era algo a lo que no estaba tan acostumbrado. Por eso la primera mitad de Sutura tiene este lenguaje hasta el final donde la cámara se pone un poco más bailarina y los actores hacen su ritual”, expresó.

El aporte de Lex Ortega y el diseño sonoro
“Además, el diseño sonoro lo hizo Lex Ortega, que también ha sido un gran mentor y maestro a lo largo de los años para Reserva Films. Entonces estuvo chido poder juntar la cara de cine de autor de Rowe con toda esta onda explícita, visceral, también muy de autor, pero en el otro lado de la moneda con Lex”, complementó.
Sutura se presenta como un “drama oscuro” que ya ha cosechado un notable recorrido internacional. Su selección en el Guarra Film Festival de Buenos Aires, dentro de la sección Perversiones consensuadas, y su galardón como Mejor Cortometraje Erótico en el Hallucinea Film Festival de Francia, la posicionan como una de las propuestas más arriesgadas y viscerales del cine mexicano contemporáneo.
El simbolismo del color rojo
La obra se aleja de los artificios visuales para concentrarse en la cruda emocionalidad de sus personajes. El color rojo es clave en Sutura, simbolizando tanto la sangre como la pasión de la relación que vemos en pantalla.
Sobre ello, Colonna explicó: “Fue algo muy bonito. No fue tan intencionado al inicio, pero es la magia del cine. La misma pieza se va manifestando y en el caso del rojo fue así. Hay una conexión que descubrimos hasta después, que era justo esta metáfora con la sangre, la pasión, el amor, pero también de este lado salvaje que hay entre ambos”, dijo.
Ese lado salvaje es explotado muy bien al final entre el sexo, el dolor y la sangre. “Fue una coreografía muy improvisada pero preparada. Tuvimos un ensayo con la coordinadora de intimidad, Miriam Loza, quien fue parte fundamental para que los actores se conocieran de una forma más física”, siguió.

La fuerza de una sola toma
“Sin embargo, no hicimos la coreografía del final. Lo que el final salió fue una sola toma, un planosecuencia como de 10 minutos, la cámara empezó a grabar y los actores dieron todo. Fue un acto casi demoníaco”, añadió.
Para apreciar la complejidad de Sutura, es fundamental entender su trama no como un juicio, sino como una inmersión en las profundidades de una relación llevada al límite. El filme sigue a Ale (interpretada por Samantha Yazareth Anaya), una artista frustrada, y a Carlos (Christian Diez), su pareja fotógrafo.
Su vínculo, codependiente y obsesivo, está marcado por la autolesión, donde el dolor se convierte en un vehículo de conexión íntima. La premisa del cortometraje encapsula esta desoladora compañía.
Los personajes y su dimensión emocional
En ese sentido la química entre los personajes es clave, pues pasan por el rango del amor, el enojo, la pasión y hasta la culpa. Samantha, por ejemplo, atraviesa un arco bastante complejo emocionalmente.
“Es un personaje muy personal. Mucha gente que se dedica a cualquier expresión artística, se podrá sentir identificada. Hay veces que nos sentimos muy bien, muy desenvueltos cuando hacemos lo que nos apasiona, pero pues no quita el hecho de tener incertidumbre, no sentirse suficiente o que no estamos hechos para eso. El personaje de ella muestra esas dualidades”, comentó.
“Ella en su papel vive en una monotonía donde está encerrada con su arte, pero eventualmente eso también provoca el aislamiento hasta que llega Carlos y le despierta toda esta emoción y pasión que luego se traspola hacia otro lado también”, siguió.
“Y saca todas estas frustraciones guardadas donde se pelean por una estupidez pero es todo lo que hay guardado fuerte y la monotonía, que de repente parece muy contenido, pero también muy egoísta. Al final, no saben si seguir haciéndose daño”, complementó.

Un vehículo para reflexionar
Más allá de su trama y estética, Sutura funciona como un vehículo para las reflexiones de Fabio Colonna sobre la naturaleza del cine, el valor del cortometraje como formato y el coste personal que exige la creación artística. La obra es un manifiesto de su visión del mundo.
La decisión de optar por un final abierto y ambiguo es deliberada. Colonna, citando a Tarkovsky, defiende que el cine se acerca más a la música o a la poesía que a la literatura, artes que no buscan conclusiones cerradas, sino evocar sensaciones.
“El cine es ambiguo por naturaleza; es un arte que es onírico y no necesariamente debe tener un final. Tarkovsky decía que el formato más allegado al cine es la música o la poesía, porque no es un arte literario”, explicó.
“Y claro, estamos muy acostumbrados a que todo esté maquilado de tal manera donde los finales sean conclusiones. Pero luego sacan una secuela, precuela o llegan hasta la parte ocho, o hasta un universo cinematográfico”, meditó.
“Pero la vida no es así, no es clara, es muy ambigua, confusa y caótica, y el cine lo que plasma son estas emociones. No se trata de racionalizar las cosas Hacemos cine para que la gente piense y sienta”, continuó.
Hacer cine es bastante incómodo
Este compromiso con un arte que provoca y cuestiona exige una entrega total: “Por eso es mucho esta admiración que siento con cineastas como Lex Ortega o Michael Rowe, que plasman esta visceralidad que tienen, sin pretender dejar un mensaje o moraleja”, mencionó.
“Es algo que me apasiona mucho, que instintivamente he buscado a lo largo de estos años con mis socias. Tener esta ambivalencia, esta falta de claridad, pero al mismo tiempo emocionalmente muy ricos”, añadió Colonna.
A pesar del buen resultado que ofrece Sutura y el resto de proyectos en los que el productor, guionista y director mexicano se involucra, también confiesa que realmente hacer cine es bastante incómodo.
“Siempre me pregunto ¿por qué hago esto? ¿Por qué me expongo? Y aunque el arte sí se debe de separar del autor, inevitablemente uno puede tener o no la decisión de decir ¿qué tan personal quiero hacerlo? ¿qué tan lejos quiero llegar? ¿Qué tanto quiero que me saque de mi zona de confort esta pieza en particular?”, expresó.

La entrega emocional en el cine
Colonna describe su proceso creativo como un acto de sacrificio, una exposición personal que, aunque incómoda, es necesaria para dar vida a la obra. Utiliza una potente metáfora para ilustrar la entrega emocional que requirió el proyecto, un proceso que lo consume y lo alimenta a la vez.
“Hay mucha gente que lo ve o hace más como trabajo y no se involucra emocionalmente, solo sigue el guión. Pero la verdad es que a mí me gusta mucho la adrenalina y en el caso de Sutura, de una forma muy metafórica me siento totalmente relacionado con los personajes, y claro que es incómodo pero eso me empujó personalmente para llegar más lejos, para exponerme más. Luego terminas viendo cosas que no te gustan a nivel personal”, dijo.
“Es una exposición fuerte pero al mismo tiempo sé que la obra me está pidiendo que así la alimente. Es como un vampiro bebé tomando mi sangre que cada vez que lo alimento debe ser sangre mía. Entonces me corto, me abro y le doy esa sangre. Me desgasta emocionalmente, me rompe, pero no hay duda de que es lo que se necesita para que cobre vida”, declaró.
El placer por contar historias
Finalmente, para Fabio y Reserva Films el trabajo continúa para crear todo tipo de relatos, ya sean minimalistas o de producción mucho más exagerada: “Lo que queremos es seguir creando, no buscando un resultado, un fin ni nada, más bien encontrando esas historias que merecen ser contadas y que valen la pena hacerlas”, dijo.
“Aunque lo vea un grupo de 10 personas o pueda tener un alcance de cientos de miles de reproducciones, no importa. El chiste es seguir creando y que conecten con quienes tengan que conectar”, concluyó.