El trono de lentejuelas: ‘La Más Draga 7’ y la lucha por la corona del drag hispano
El fenómeno del drag mexicano regresa con más fuerza, y a partir de este martes 30 en punto de las 21:00 horas, se puede disfrutar del estreno de la séptima temporada del exitoso reality, La más draga, con un nivel de competitividad más alto, ya que cada vez las exigencias artísticas son más.
Bajo una nueva conducción a cargo de Karime Pindter, el show apuesta por una producción más sofisticada, desafíos escénicos de mayor complejidad y una narrativa visual cuidada que reafirma su liderazgo como el formato drag más influyente de habla hispana.
Karime Pindter lidera el regreso de La Más Draga
“Es todo un reto estar al frente de un programa así, además de ser de los más vistos y polémicos, me encanta que es muy libre, permite liberar la esencia de todos los competidores. Siempre lo he dicho, viva la libertad y que cada quien demuestre lo que tiene para dar”, expresó Karime en conferencia de prensa donde estuvo Clímax en Medio.
Como en ediciones anteriores, el estreno se podrá ver de forma gratuita a través del canal oficial de YouTube de La Más Draga, lo que garantiza el acceso internacional y mantiene el vínculo directo con una audiencia diversa y global. El formato digital continúa siendo una de las claves del éxito del programa, ampliando su alcance sin restricciones de plataforma.
“Totalmente todos lo pueden ver, para eso está hecho este formato, me impacta que ha alcanzado un grado internacional, donde no existen los límites y la inclusión está presente en todo momento, aunque es una competencia, creo que es un espacio donde el arte tiene un lugar ahí”, agregó la conductora.
En esta séptima edición, 14 concursantes conforman el elenco que buscará conquistar al jurado y al público con propuestas creativas, caracterizaciones de alto impacto y ejecuciones escénicas memorables.
Las participantes de esta temporada son: Konny Kortez, Paty Piñata, Tulsa, Brighty Stun, Moon, Deetox, Greta Grimm, Nayla Downs, Ricura Santana, Axelle de Vil, Candela Yeye, Oslo, Caos Lascivia y Calypso.

El Séptimo Sello, con una estética teatral
Bajo el título El Séptimo Sello, la producción plantea una estética más teatral y un enfoque narrativo que abre la puerta a retos icónicos, pasarelas temáticas y momentos de alto dramatismo, elementos que se han convertido en sello distintivo del programa.
El panel de jueces está integrado por figuras clave del mundo del entretenimiento y el arte drag: Letal, Yari Mejía, Johnny Carmona, Alexis 3XL y la actriz y cantante Natalia Sosa, quienes aportarán una mirada crítica y especializada en cada evaluación.
“El talento es más que notorio, será una entrega de mucha más exigencia y creo que cada temporada va exigiendo cada vez más nivel, me considero fan y ahora navegar en este barco, es brutal para mi”, dijo Pindter.
Con el estreno de El Séptimo Sello, las redes sociales no hablaron de otra cosa. La Más Draga había vuelto, y el veredicto fue instantáneo: “Mejor que la LCDF (La Casa de los Famosos)”, un generador de “CONTENIDO” desde su primer minuto.
Sin embargo, tras el brillo y el drama inicial, se dibuja un panorama mucho más complejo. A pesar de su estatus como el reality drag más influyente de habla hispana, el programa enfrenta su mayor desafío.
La llegada de un competidor con pedigrí global, Drag Race México, ha destapado una serie de tensiones internas que cuestionan su identidad, su propósito y, en última instancia, su futuro en el trono que él mismo construyó.

Fenómeno Hecho en México: La construcción de un movimiento cultural
Para entender la magnitud de La Más Draga, es crucial reconocer que es mucho más que un simple reality show.
Desde su primera emisión en YouTube en 2017, se propuso una misión clara: visibilizar el arte drag poniendo en valor la cultura mexicana, una meta que resonó profundamente en un país con una rica pero a menudo oculta historia de transformación.
Sus raíces se hunden en el travestismo, un arte que encontró sus primeros escenarios en teatros de revista con figuras precursoras como Francis, quien llevó sus espectáculos a un nivel de producción masiva en los años 80 y 90.
La Más Draga capitalizó esta herencia, evolucionando el concepto y dándole una plataforma mediática sin precedentes.
Su influencia ha sido tal que medios tradicionales como Televisa han llegado a nombrar esta era “la época dorada del drag en México”, un reconocimiento impensable una década atrás.
El show ha trascendido la pantalla, contribuyendo a formalizar el trabajo de las artistas, quienes pasaron de condiciones laborales precarias —donde el pago a menudo era “alcohol o visibilidad”— a construir carreras profesionales con un impacto económico y social tangible.
Impacto en redes sociales
El programa es tan influyente que ha moldeado el léxico de la comunidad LGBT+ y sus aliados en México. Frases nacidas en el show se han integrado al habla cotidiana, creando un “diccionario drag” que resuena en memes y redes sociales:
- “Y la que soporte”: Una expresión desafiante, utilizada para rematar una opinión polémica, afirmando la propia postura sin importar la crítica.
- “Nimodérrimo”: Popularizada por la concursante Rudy Reyes, es una forma estilizada y definitiva de decir “ni modo”, usada para aceptar una realidad inmutable.
- “D+”: Una escala de calificación creada por la concursante Deseos Fab, donde “D+” significa que algo es excelente, mientras que “D-” denota desaprobación.
Con un legado tan sólido, La Más Draga se había establecido como el monarca indiscutible del drag hispanohablante. Sin embargo, su hegemonía ahora se ve cuestionada por la llegada de una fuerza global que amenaza con ensombrecer su corona.

Más allá del brillo: Representación e impacto en la comunidad trans
Mientras la producción debate sobre anglicismos, el programa ha logrado hitos de representación mucho más significativos, especialmente para la comunidad trans.
La Más Draga ha ofrecido una plataforma de visibilidad sin precedentes que, sin embargo, contrasta dolorosamente con la violencia que esta comunidad enfrenta fuera de los reflectores.
El programa ha sido un escenario histórico para varias mujeres trans que han dejado una marca indeleble:
- Raquel Martínez: La actriz y bailarina española se convirtió en la primera mujer trans en formar parte del panel de jueces de planta, aportando una mirada profesional y una visibilidad crucial desde una posición de autoridad.
- Hidden Mistake: La concursante chilena fue la primera participante abiertamente trans. Durante su paso por el programa, no solo compartió su proceso de transición, sino que realizó el cambio legal de su nombre a Maddie, un momento de profunda afirmación personal transmitido a una audiencia masiva.
- Kelly Caracas: Como concursante de la sexta temporada, se convirtió en la primera mujer trans en ganar el primer episodio. Utilizó su pasarela, inspirada en el Ángel de la Independencia, como un acto de denuncia contra la transfobia y los transfeminicidios en México.
Esta celebración mediática choca frontalmente con una realidad desoladora. Según un informe de la organización Letra S, las mujeres trans representan el 55% del total de asesinatos de personas LGBT+ en México, crímenes que se caracterizan por el ensañamiento y la tortura.
Esta cifra no es solo una estadística; es el violento telón de fondo contra el que se celebra el brillo y el artificio del drag, exponiendo una sociedad que aplaude la feminidad en el escenario mientras la castiga con brutalidad en la calle.
Así como el programa navega estas complejas realidades sociales, también debe enfrentar sus propias y sonadas contradicciones internas.

La sombra del gigante: La tensión con Drag Race México
La principal fuente de conflicto externo para La Más Draga llegó con la franquicia global RuPaul’s Drag Race y su versión mexicana. La aparición de Drag Race México no sólo significó competencia, sino que también pareció generar una profunda inseguridad en la producción, desatando una controversia que reveló las grietas en su identidad de marca.
La tensión alcanzó su punto álgido en un incidente filtrado a través de foros en línea. Durante una grabación, los productores detuvieron el rodaje para reprender duramente a las concursantes por utilizar términos en inglés como “drag queen”, “look” o “lip sync”. La reprimenda fue directa, cargada de frustración y reveladora de una profunda ansiedad:
“Siguen diciendo lo mismo una y otra vez. Son ‘dragas’, no ‘drag queens’. Esto es ‘La Más Draga’, no ‘La Más Drag Queen’. No es ‘Look’. Les estamos repitiendo lo mismo una y otra vez. Estamos defendiendo nuestro proyecto. Si ustedes no lo quieren defender, díganlo y mañana se van”, se filtró.
RuPaul’s Drag Race, la inspiración principal
“Solo unos pocos pueden competir, y si esa es la actitud ahora, después va a ser peor. (…) Estamos hartos de ‘Looks’, ‘Queen’, ‘King’, ‘Lip sync’. Todo el tiempo. ¿Quieren ser ‘gringas’? Entonces vayan a otro show. Este no es ese tipo de show, estamos cansados. Cada vez que quieren ser ‘gringas’, si no están orgullosas de estar aquí, ¿qué hacen aquí?”.
Como señalaron innumerables seguidores en foros en línea, la defensa a ultranza de la “pureza” de la marca resultaba paradójica. Primero, porque el formato de La Más Draga está visiblemente inspirado en el de RuPaul’s Drag Race, desde los retos semanales hasta el duelo de doblaje.
Segundo, porque la propia palabra “draga” es una mexicanización del término en inglés “drag”. Este incidente no solo expuso un nerviosismo frente a la competencia, sino una profunda contradicción sobre la identidad del programa en un ecosistema mediático que ya no domina en solitario.
Pero mientras la producción lucha por una pureza lingüística, el programa ha logrado un impacto mucho más profundo y complejo: su revolucionario papel en la representación de la comunidad trans.
Grietas en la corona: Controversias y desafíos internos
El camino de La Más Draga no ha estado exento de tropiezos y polémicas que han surgido desde sus propias filas, demostrando que mantener la coherencia entre el discurso y la acción es un desafío constante.
Una de las controversias más sonadas fue la invitación de la cantante Yuri como jueza, una decisión que generó un rechazo masivo debido a sus conocidos comentarios homofóbicos y serofóbicos.
Para muchos, su presencia fue una traición a los valores del show. Este evento es un síntoma del conflicto central del programa: un deseo de alcanzar un atractivo masivo que a veces choca frontalmente con los valores de la comunidad que forma su base, una tensión ahora exacerbada por la llegada de un competidor.
La desconexión fue tal que incluso figuras del propio programa alzaron la voz. Roberto Carlo, conductor de la cuarta temporada, criticó públicamente la decisión y envió un mensaje directo a la cantante: “Si no quieres sumar, no restes”.
Irónicamente, el éxito viral del programa se nutre de dinámicas que la producción afirma rechazar. La acalorada pelea entre las concursantes Axelle de Vil, Moon y Oslo en el primer episodio de la séptima temporada es un ejemplo perfecto.
Este tipo de drama, característico de la telerrealidad estadounidense, genera conversación y memes, manteniendo al público enganchado.
Esto revela una contradicción fundamental en el corazón de su identidad de marca: mientras la producción reniega verbalmente del formato “gringo”, su éxito viral se construye sobre los cimientos mismos de ese drama televisivo que afirma rechazar.
Estas tensiones, tanto internas como externas, configuran el mayor desafío para el futuro de un programa que se encuentra en una encrucijada decisiva.

El futuro del drag mexicano
La Más Draga se ha consolidado como un fenómeno mediático indiscutible. Su rol ha funcionado como lo que analistas culturales denominan una “pedagogía queer mediática”, llevando el arte drag de los márgenes al centro de la cultura popular mexicana y transformando carreras en el proceso. Su legado es innegable.
Sin embargo, el programa se enfrenta hoy a una encrucijada existencial. La pregunta central es si podrá mantener su distintiva identidad “Hecho en México” frente a la estandarización global que impone un gigante como Drag Race.
¿La competencia lo forzará a transformarse, arriesgándose a perder la esencia que lo hizo único, o encontrará una manera de coexistir, redefiniendo su propio valor en un nuevo tablero de juego?
A pesar de las controversias, la existencia de dos grandes plataformas de drag en México es un testamento del crecimiento del movimiento. El futuro del drag mexicano es ahora un escenario con dos tronos.
La verdadera pregunta no es quién lo ocupará, sino si la corona de lentejuelas “Hecha en México” puede seguir brillando con luz propia o si se convertirá en un simple reflejo de un imperio global.