‘El diablo en el camino’: redención, culpa y terror en un México devastado por la Guerra Cristera
El diablo en el camino es una película que escapa a las definiciones convencionales del cine de terror. Dirigida por Carlos Armella, la obra se adentra en las sombras de un México rural. Donde se entrelazan el lamento, la culpa y la búsqueda de redención.
Todo esto se desarrolla en una atmósfera impregnada de folklore mexicano. La cual evoca ese mismo miedo que experimentabas cuando tus abuelos te narraban historias sobre el diablo en el pueblo.
La historia se ambienta en un México devastado por la Revolución y la Guerra Cristera. Juan, tras la pérdida de su único hijo, emprende un tormentoso viaje por el desierto. Carga el cadáver de su hijo en un ataúd para enterrarlo en El Porvenir, su lugar de nacimiento. A lo largo de su angustioso trayecto, Juan enfrenta no solo la dureza del paisaje, sino también los demonios internos que lo persiguen.
Influencias literarias y culturales de El diablo en el camino
La influencia de la literatura mexicana es evidente desde el primer momento. El propio director lo menciona en entrevista exclusiva con Clímax en Medio al referirse a la inspiración que encontró en escritores como Juan Rulfo, Elena Garro y José Revueltas.
“Las leyendas, las tradiciones que se cuentan en el México profundo, en el México rural, sobre todo en esta época posrevolucionaria y en cuanto a literatura, obviamente Rulfo una gran influencia El llano en llamas, este Pedro Páramo, Elena Garro y José Revueltas, son algunos de los autores que más tenía en la mente a la hora de que imaginé esta historia”, dijo.
“Fue combinar con el bagaje que yo tenía de haber visto mucho cine de horror desde muy niño que siempre lo disfruté”, dice en el marco del 24° Festival Internacional de Cine de Horror de la Ciudad de México, Macabro.
El ataúd como metáfora de redención y culpa
El protagonista de El diablo en el camino es un hombre marcado por la culpa. La historia gira en torno a su esfuerzo por cargar el ataúd de su hijo muerto, un acto que se convierte en una metáfora de la redención.
A través de las imágenes de este hombre “cargando con un cuerpo sobre los hombros”, se refleja su lucha interna, un dolor tangible que no puede ser enterrado hasta que no complete su misión.
Como señala el director, “cargar un cuerpo inerte por un lado es una carga, pero por otro es un tesoro”. El ataúd es, para el protagonista, un símbolo de su tragedia, pero también de la oportunidad de redención.

La simbología del desierto
“No puede tener descanso hasta no enterrarlo”, comentó Carlos Armella, subrayando la imposibilidad de cerrar el ciclo de luto hasta no completar esta dolorosa tarea.
Uno de los elementos más significativos de la película es la simbología del desierto, ese espacio desolado y vasto que refleja no sólo la geografía del México rural, sino también el vacío emocional del protagonista.
A lo largo de la película, el desierto se convierte en un espacio casi onírico, pero no de una forma placentera o etérea, sino como una pesadilla recurrente.
La interminable extensión de arena y sol se transforma en un laberinto donde el protagonista no solo lucha contra el entorno, sino también contra sus propios demonios.
Folklore mexicano y terror psicológico
A lo largo del viaje del protagonista, se percibe una narrativa profundamente conectada con el folklore mexicano, más que con el terror hollywoodense tradicional. El diablo en el camino no busca asustar de la misma manera que las típicas películas de terror, sino que se nutre de las leyendas y tradiciones mexicanas que han sido contadas a lo largo de generaciones.
Este enfoque más cercano al realismo mágico y al terror psicológico se refleja en las imágenes desconcertantes y las situaciones extrañas y perturbadoras que enfrenta el protagonista.
“Se queda uno con esta sensación de haber visto algo tenebroso, macabro, triste y doloroso y que pero también creo esperanzador de cierta manera. Yo quería hacer una película donde al final hubiese una pequeña luz de un rayito de sol al final”, señala el director.
Un aspecto que podría cansar a cierta parte de la audiencia es la duración. Aunque algunos espectadores podrían encontrar la cinta algo larga, la narrativa realmente justifica cada minuto.
La extensión, aunque lenta en algunos momentos, refleja el peso emocional y físico que el protagonista debe soportar en su viaje. A través de esta duración, la narrativa parece buscar transmitir la sensación de fatiga y agotamiento del personaje, quien no solo carga el cuerpo de su hijo, sino también el peso de su alma y su culpa.
No es sólo un relato de terror
El diablo en el camino es una película que mezcla lo macabro con lo simbólico, lo onírico con lo real. No es solo un relato de terror, sino una exploración de la culpa, la redención y la lucha por encontrar sentido en medio del dolor.
La cinta llegará a salas de cine a finales de 2025 de la mano de Somos Piano, según confirmó el director: “Estamos muy contentos, muy orgullosos de que finalmente tras este largo camino la película se estrenará en salas de cine, que pueda llegar a un mayor público, esperamos que sea para finales de este 2025”, adelantó.
“Todavía no tenemos una fecha segura, pero lo que sabemos es que estaremos saliendo en salas y para mí es un honor haber participado aquí en Macabro que, como he dicho, es un género y es una ventana que me encanta que se nos abre y que se va ampliando y va abriéndose a estos diferentes subgéneros como es El diablo en el camino”, cerró.
